El mundo ha cambiado, nuestras interacciones sociales se han modificado en función de las nuevas tecnologías, por ende nuestros hábitos y valores de consumo se han adaptado con rapidez a las inevitables e impostergables tendencias de comenzar a ser conscientes con la Tierra.

Es en este contexto, que los consumidores han cambiado la vieja idea de la “fidelidad a la marca” para exigirle a las mismas (a través de la decisión de compra), que demuestren tener compromiso en protección al medio ambiente.

Desde envases biodegradables, hasta utilizar elementos reciclados, los consumidores se inclinan por productos de calidad - sustentabilidad aunque el precio se eleve un poco. Un ejemplo de esto es la empresa NIKE, que como parte de su estrategia para consolidarse como una empresa incluyente y consciente, los materiales utilizados para la fabricación de calzado y prendas GRIND, se emplea el 71% de materiales reciclados.

O la reciente campaña del shampoo Head & Shoulders, que en su afán de acercarse a este tipo de consumidores, anunció el lanzamiento de la primera botella de shampoo fabricada con plástico reciclado recolectado en playas.

Dentro de estas perspectivas, las empresas deben entender que el desarrollo sustentable es un valor agregado que abarca más allá de simplemente reciclar papel, es el equilibro entre la necesidad de rentabilidad de la empresa, atender los impactos de sus productos y responder a las demandas de los consumidores.

¿Suena fácil?, no es una tarea sencilla, pero el mercado de los productos sustentables va en aumento; en un estudio global realizado por la consultora GfK Adimark y la Agencia de  Líderes Sustentables (ALAS 20), encontraron que el 76% de los consumidores globales, esperan que las marcas demuestren tener un compromiso ecológico. Esta tendencia no parece ir a la baja, ya que estos productos de adaptan a los diferentes grupos de interés o stakeholders, quienes ejercen influencia sobre la empresa.

Como creativos y comunicólogos, debemos responder acertadamente a estos nuevos retos a los que enfrentan las empresas, y considerar todos estos elementos como pilares esenciales en la planificación estratégica de publicidad.