Saber lo que compramos, a cuánto lo compramos, las marcas que preferimos y en dónde las adquirimos no es nada nuevo, incluso existen servicios dedicados exclusivamente a recabar dicha información. Pero, ¿qué sucede cuándo los consumidores no sabemos que estamos siendo “investigados”? ¿Es legal? ¿Se vuelve legal cuando damos nuestro consentimiento aunque sea sin leer los términos y condiciones de las muchas y muy variadas aplicaciones que utilizamos?
Hace unos días, AdWeek hablaba sobre InMarket, una empresa dedicada al monitoreo de ubicación de los usuarios para determinar en qué momento realizan compras en espacios de retail principalmente. La tecnología de InMarket está habilitada en más de 800 aplicaciones, sin embargo, la pregunta que la revista plantea es si los consumidores realmente pueden dar su consentimiento cuando no saben que los están monitoreando y quién lo está haciendo.
Servicios como el de esta empresa, se integran directamente al teléfono a través de estructuras opt-in, así que aquellos aparatos que tienen los datos de ubicación siempre encendidos ayudan a construir personas con insights de valor para las marcas. De acuerdo a la entrevista que Cameron Peebles, CMO de InMarket, concedió a AdWeek, esto resulta beneficios no sólo para las marcas, sino también para los consumidores, ya que reciben información relevante, en el momento adecuado, sobre los productos que les interesan a través de un medio confiables (en este caso, las aplicaciones donde InMarket vive).
El “problema” reside en que el monitoreo no sólo se realiza en el momento de la compra. Este tipo de tecnologías también recogen información demográfica, sino que en todo momento pueden saber en dónde nos encontramos y por ende dónde vivimos y qué lugares frecuentamos. No se sabe a ciencia cierta si esto es una práctica legal, no obstante, el argumento es que los usuarios aceptan (opt-in) que se monitoree su ubicación cuando utilizan las aplicaciones que ya mencionamos, no todo el tiempo.
Ciertamente, herramientas como InMarket y similares, hacen mucho por la industria de la mercadotecnia y la publicidad al generar información valiosa pero, ¿qué tan justas son sus prácticas? Y es que no todo es culpa de las marcas o de los servicios: muchos de ellos hacen mención del uso que hacen de la información personas de los usuarios en sus políticas de privacidad y en sus términos y condiciones. ¿Quién realmente los lee?
Falta mucho por hacer en temas de privacidad y protección de la información personal, así que los usuarios confiamos en que las empresas y las marcas hagan uso responsable de nuestros datos. Sin embargo, existen riesgos como lo que ha sucedido recientemente con Facebook y otros sitios en los que se ha comprometido la seguridad. Cómo usuarios, ¿qué podemos hacer al respecto? ¿En dónde comienza nuestra responsabilidad? Quizá la protección sea un trabajo en conjunto, no sólo de las corporaciones.
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