Trabajar de la mano con influencers para promocionar una marca, producto o servicio no es una práctica nueva, sin embargo existen diversas opiniones al respecto. Ciertamente es más probable que nos decantemos por algún producto en específico cuando alguien en quien confiamos lo recomienda, o que genera reseñas valiosas.


Por lo general la comunicación de boca en boca o word of mouth (WOM) es una de las tácticas más efectivas a la hora de promocionar un producto ya que, según iMPACT 75% de los consumidores no creen en la publicidad y hasta un 92% confían en las recomendaciones de sus amigos. En la era digital, uno de estos “amigos” podrían ser los llamados influencers.


En muchas ocasiones estas personas se convierten en celebridades pero, sobre todo, son considerados expertos en temas como moda, estilo de vida, salud, belleza, nutrición o las tendencias que se generan en el mundo día a día. Usualmente son ellos mismos trendsetter o early adopters, lo que hace que lo que promueven tenga un impacto inicial muy significativo en la audiencia y en los consumidores potenciales.
 

Colaborar con influencers tiene múltiples beneficios para la marca, por ejemplo, r2i menciona que construyen o robustecen la confianza en la marca, no son detectados por los ad-blockers a diferencia de los anuncios, pueden ser una buena opción en cuestión de presupuesto y llegan a la audiencia adecuada, ya que ellos mismos la han construido.
Los influencers más poderosos son los que tienen entre 500 mil y 1.5 millones de seguidores, pero no es necesario contar con uno de ellos para poder darle el boost que tu marca necesita. No todos ellos deben ser compensados ya que los hay quienes la marca se los ha ganado de manera orgánica: son usuarios de los productos que promueven y están convencidos del producto o servicio y exaltan sus características en redes sociales.

Microinfluencers

De acuerdo a Dircomfidencial, los microinfluencers son aquellos usuarios con una fanbase en redes sociales (su principal medio de difusión) de entre 10 mil y 100 mil seguidores en las diferentes redes sociales. Más que ser celebridades, son expertos en temas muy específicos, además de que tienen perfiles muy más variados y han creado una relación significativa con sus seguidores.
Por otro lado, los microinfluencers resultan más asequibles en cuestión de presupuesto que los influenciadores más grandes y, por lo regular, no hay intermediarios entre ellos y la empresa que los contrata. por lo que también resulta más sencilla la comunicación y la retroalimentación para ajustar los esfuerzos de comunicación.

Cuando los consumidores dejan de creer

Existe otro segmento de consumidores en los que los influencers tienen el efecto contrario. No les creen por el hecho de que a los influencers hay que compensarlos por su colaboración y esto genera desconfianza. La audiencia pone en duda la imparcialidad de los expertos, por lo que la estrategia podría tener resultados adversos.
Lo más importante, antes de tomar la decisión de trabajar con influenciadores, es evaluar si realmente la colaboración tiene sentido para la marca y podría generarle valor. Recuerda no necesariamente es bueno intentar todas las tendencias de marketing que hay ahí afuera. Cada esfuerzo debe formar parte de la estrategia de comunicación y dicha estrategia debe responder a tus objetivos de negocio.